Reflexiones sueltas sobre violencia doméstica

En la tarde de ayer, Toni Cantó publicó en Twitter una serie de cifras sobre violencia de género y denuncias falsas que le había proporcionado la asociación FederGen (Federación de Afectados por las Leyes de Género). Muy pronto quedó claro que los datos no se correspondían con la realidad, y a las cuatro horas el diputado pidió disculpas. Como es habitual, el asunto pronto se convirtió en El Tema de Conversación de la tarde-noche, en uno de esos ciclos que habitualmente duran un máximo de un par de días y luego se esfuman hasta ser sustituidos por la siguiente barbaridad que suelte algún político, el último meme rocambolesco o los comentarios relativos al Partido del Siglo de cada fin de semana. En cualquier caso, y más allá de Cantó, todo ello dio lugar a bastantes conversaciones sobre la cuestión de la llamada «violencia de género»*.

Si introduzco eso de «llamada» en la frase anterior, es por algo. La denominación se corresponde con una determinada conceptualización de la violencia doméstica dirigida contra la mujer, y con la presunción de que existe un mecanismo causal: la construcción social de las identidades de género (masculino y femenino) que establece una jerarquía basada en el principio de dominación masculino. Dicho en otras palabras, estamos ante la idea, ampliamente asumida en el discurso mediático y político dominantes, de que la violencia doméstica contra la mujer se produce como consecuencia del machismo. En esta idea se basan todas nuestras políticas en el ámbito de la violencia contra la mujer, tanto las desplegadas a través de campañas publicitarias que se dirigen fundamentalmente a atacar planteamientos machistas como la aprobación de legislación que establece una discriminación penal para los mismos delitos en función de si estos los comete un hombre o una mujer.

Sin embargo, y pese a los recursos invertidos y a la centralidad de este problema en la agenda política y mediática, resulta inquietante comprobar que, año tras año, la incidencia de este tipo de violencia no parece disminuir.

Fuente: FEDEA. Datos del Instituto de la Mujer.

La Ley Integral contra la Violencia de Género se aprobó a finales de 2004, hace más de ocho años. Desde entonces, no se observa ninguna tendencia significativa (ni positiva ni negativa) en la evolución de los datos. No es, tampoco, el primer esfuerzo que se hace en esta materia en España. En este estado de cosas, parece no sólo legítimo, sino necesario y perentorio, plantearse si existe la posibilidad de que nos hayamos equivocado en el diagnóstico y estemos, por ello, aplicando políticas ineficaces. En principio, uno pensaría que quienes más activamente denuncian la violencia contra la mujer serían los primeros en cuestionar la eficacia de las políticas y los planteamientos actuales. Sin embargo, esto no sucede. No sólo eso, sino que existe un considerable tabú (que a menudo se traduce en autocensura) en esta delicada cuestión, dado que manifestar una posición crítica supone exponerse a ser tachado de machista, «falto de sensibilidad» y otras lindezas. Resulta francamente misterioso que quienes más preocupados dicen estar por la violencia que sufren las mujeres sean quienes menos interés tienen en examinar si nuestras políticas están errando el tiro.

Como sabrá el lector, carezco de las credenciales para hacer un diagnóstico sobre las causas del maltrato hacia la mujer; las intuiciones que tengo son eso, meras intuiciones. Ahora bien: ello no implica que no pueda someter a escrutinio la explicación oficial, particularmente cuando las políticas que de ella se derivan no parecen surtir efecto. Yendo al origen, parece pertinente cuestionar la presunta relación causal entre machismo y violencia doméstica contra la mujer. Es esa relación, que se da por hecha, la que está en la raíz misma de que hablemos de «violencia machista» o «violencia de género». Para examinarla, me he tomado un ratito para cruzar algunos datos en la cutre-gráfica que sigue:

Captura de pantalla 2013-02-26 a las 22.56.11

En la escala horizontal se encuentra el Índice de Potenciación de Género (datos de 2006, páginas 367 y siguientes), que mide el nivel de participación de las mujeres en la sociedad a través de varios indicadores. Así, aunque hay otras medidas posibles y cuantificar el machismo es un asunto complejo, nos ofrece al menos una primera aproximación; a mayor sea el valor de este índice, presumiblemente será menor el machismo. En el eje vertical, el número de mujeres asesinadas por sus parejas por cada millón de mujeres mayores de 14 años (también 2006, página 88). Los países los he elegido, básicamente, en función de la disponibilidad de datos y procurando que no se trate de culturas demasiado ajenas a la nuestra. Como podéis comprobar en la gráfica, y a tenor de esta aproximación, no parece que haya una correlación clara entre ambos fenómenos. Aunque no he elaborado una gráfica, ocurre algo similar con el Índice de Desarrollo de Género. Huelga decir que nada de esto excluye que el machismo pueda ser un factor entre otros muchos; después de todo, es poco probable que el fenómeno sea unicausal. Ahora bien, la centralidad del machismo, tomado como elemento explicativo prácticamente único, parece que la ponen en duda los datos de los que disponemos. Esto es algo que, como mínimo, debería hacernos reflexionar.

Por último, quería añadir un par de apuntes. El primero es relativo a la cuestión de las falsas denuncias. La conclusión que saco tras hacer algunas búsquedas es que no tenemos, a día de hoy, datos fiables sobre esta cuestión. Ayer se difundió mucho en Twitter un informe de la Fiscal de Sala Delegada Coordinadora contra la Violencia sobre la Mujer, junto con la conclusión de que sólo un 0,014% de las denuncias son falsas. Sin embargo, un simple vistazo a la metodología empleada para detectar qué denuncias son falsas deja claro que el informe tiene un valor nulo a la hora de medir la incidencia del fenómeno. La Fiscal asegura que el alto porcentaje de casos sobreseídos o sin condena se ha interpretado erróneamente como señal de que se trataba de denuncias falsas, cuando en muchos casos se trata más bien de ausencia de pruebas. Hasta aquí, el argumento puede sostenerse; el problema estriba en que, a continuación, se viene a sugerir que para lo que  hacen falta pruebas es para aseverar que una denuncia ha sido falsa. El rasero es curioso, como lo es la metodología (véanla ustedes: páginas 642 y siguientes). La única conclusión que creo posible extraer, a día de hoy, es que sencillamente no estamos en condiciones de dar datos sobre el grado de incidencia de las denuncias falsas. Como otros, este es un tema que probablemente merezca nuestra atención, ya sea por la necesidad de desmentir o de confirmar de forma convincente la existencia y/o extensión del fenómeno. Para dilucidar si este es un problema que debe preocuparnos, se impone la necesidad de contar con estudios serios y datos fidedignos.

El segundo y último apunte se refiere a la relevancia mediática del asunto. Prácticamente no hay semana en que no nos desayunemos alguna mañana con una noticia sobre una mujer asesinada. Ello sugiere que existe un desequilibrio considerable entre la incidencia estadística de la violencia doméstica hacia la mujer y su presencia mediática en comparación con otras muchas tragedias. En 2011, murieron asesinadas por sus parejas 66 mujeres. El mismo año, hubo 1088 fallecidos en accidentes de tráfico. Por otra parte, la incidencia de la violencia sobre la mujer en España es relativamente baja en comparación con los países de nuestro entorno. Aunque nada de ello detrae de la importancia del problema, sí que lleva a preguntarse si la alarma social generada en torno a este asunto se corresponde con la incidencia real del fenómeno, y si un país como España tiene motivos para esa autoflagelación colectiva a la que tan dados somos.

* He obviado durante todo este post mis objeciones lingüísticas y estéticas a este horrendo anglicismo, pero declaro solemnemente, y para que conste en acta, que no las olvido 🙂

(Aviso: dado que este debate es sensible y a menudo genera reacciones no del todo civilizadas, no tendré reparo alguno en borrar cualquier comentario que pretenda abordar este asunto con un ad hominem.)

22 Respuestas to “Reflexiones sueltas sobre violencia doméstica”


  1. 1 Mr P. 27 febrero 2013 a las 1:58

    Gracias, alguien que se dedica a poner los puntos sobre las íes.

    Sobre lo de las denuncias falsas, ayer Eduardo Zugasti colgó este vídeo ( http://www.youtube.com/watch?v=n1mUFSzWDaI&feature=youtu.be ) del que se puede ver en esta imagen ( https://twitter.com/EduardoZugasti/status/306138179268907008/photo/1 ) una comparación entre sentencias condenatorias/absolutorias en violencia doméstica y el resto de delitos; estos datos no son definitivos (y pueden ser partidistas) pero es un indicio de que hay algo y un punto de partida si se analizan.

    • 2 Irene Sánchez 28 febrero 2013 a las 9:38

      Gracias por la aportación. Conocía esos datos y, efectivamente, deberían servir como mínimo de llamada de atención. Ciertamente, en estos porcentajes tan distintos de los que se dan en otros procesos penales es probable que medie un factor que introduce una extraordinaria complejidad en este asunto, como es el hecho de que estos casos se dan en el ámbito de la intimidad doméstica y son, por tanto, muy difíciles de demostrar. No obstante, lo que no parece sensato es obviar que, precisamente por eso mismo, también es extraordinariamente difícil demostrar la falsedad de una denuncia (por no hablar de que supone enfrentarse a un proceso judicial nuevo, etc., con lo que ello supone en recursos económicos y en inversión de tiempo). Por otra parte, es innegable que la legislación actual sobre procedimientos de divorcio y custodia de los hijos introduce un incentivo para las denuncias falsas. Al respecto, y aunque sea evidencia anecdótica, resulta muy ilustrativo hablar con abogados de este tema (sin cámaras). Creo que, como sociedad, nos hacemos un flaco favor negándonos a ver los indicios de que esto está ocurriendo y a examinar el tema a fondo. Entre otras cosas, porque esto perjudica de forma muy grave a los hombres que se ven en estas situaciones, pero también otro efecto secundario terrible, como es el erosionar la credibilidad ante la sociedad de las verdaderas víctimas de violencia doméstica.

  2. 3 sergio 28 febrero 2013 a las 4:09

    Creo que cometes un error cuando afirmas, refiriéndote al índice de potenciación de género:

    «a mayor sea el valor de este índice, presumiblemente será menor el machismo.»

    Según wikipedia[1], este índice mide:

    «whether women and men are able to actively participate in economic and political life and take part in decision-making.»

    Y para ello se basa sólamente en tres indicadores, que son:

    «Proportion of seats held by women in national parliaments, percentage of women in economic decision making positions (incl. administrative, managerial, professional and technical occupations) and female share of income (earned incomes of males vs. females)».

    Es decir, ofrece una medida de igualdad basada poco más que en el número de parlamentarias y de mujeres en cargos de responsabilidad. Es, cuanto menos, arriesgado basar la igualdad en estos factores, no digamos ya el si una sociedad es machista o no. De hecho, este índice ya no se utiliza. Ha sido sustituido en los últimos informes sobre Desarrollo Humano[2] por el Gender Inequality Index, que mide cuestiones como el acceso a la educación superior, embarazo adolescente, mortalidad al dar a luz o la participación en el mercado de trabajo.

    Este nuevo índice tampoco es seguramente la panacea, pero parece que va más encaminado que el GEM. Rehaciendo tu gráfica[3] (en la que por cierto hay algunos valores erróneos de feminicidios, Bulgaria y Estonia, creo) y usando valores del GII[4], yo no descartaría totalmente la hipótesis de que ambas variables estuviesen relacionadas de alguna manera. Sin considerar los extraños casos de Finlandia e Irlanda, la tendencia parece lineal, no apareciendo por ejemplo ningún caso claro en la esquina inferior derecha. No obstante, acepto que también pueda ser una gráfica muy opinable. Es una pena que no haya mejores datos (al menos más actuales y con más frecuencia) de los feminicidios.

    Un saludo.

    [1] http://en.wikipedia.org/wiki/Gender_Empowerment_Measure
    [2] http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2011_EN_Complete.pdf pag 139
    [3] http://imgur.com/UBb6NRl
    [4] Datos de 2011. Terreno pantanoso este de comparar datos de 2006 y 2011. Por lo que para que la gráfica tenga sentido habría que suponer que el GII no ha variado en 5 años. Para países occidentales podría ser una suposición razonable.

    • 4 Irene Sánchez 28 febrero 2013 a las 9:27

      Sergio: muchas gracias por tu aportación. Cuando hice la gráfica estuve pensando justamente en la objeción que me planteas ahora; descarté utilizar el nuevo índice por la inexistencia de datos para el mismo año (o mi incapacidad para encontrarlos), pero entiendo que, como dices, podría ser razonable suponer que este no haya variado mucho en países occidentales. Aunque dudo que alguno de estos índices dé en el clavo por completo, ya que es terriblemente complicado cuantificar un fenómeno como el machismo, es interesante el resultado (y me alegro de que otra persona haya hecho ese trabajo).

      En cualquier caso, raro sería que no hubiera alguna relación entre ambas variables; como señalo en el post, lo que me parece inasumible es seguir señalando el machismo como factor (prácticamente) único. Parece razonable suponer que la predisposición a pegarle sistemáticamente a tu mujer puede ser mayor si consideras que es un ser humano inferior por su sexo; no obstante, esto no explica por qué hay tantos hombres machistas que jamás le pondrían una mano encima a su pareja (a veces, ojo, precisamente *por* ese machismo tradicional en otra de sus variantes). Aislar variables en un tema así es complejo, pero creo que se impone la necesidad de examinar nuestras presunciones a fondo y eso es lo que pretendía señalar en el post.

      En última instancia, mi sensación es que uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos a la hora de intentar dilucidar las causas de la violencia contra la mujer y los factores que la hacen más probable es que no contamos (me parece) con datos estadísticos sobre los casos en sí (no sobre los países en los que tienen lugar). Al menos hasta donde yo he visto, lo único que aparece en las estadísticas es el origen nacional (otro tema, por cierto, peliagudo), pero faltan datos socioeconómicos de agresores y víctimas, así como indicadores de otros posibles factores (consumo de alcohol, historial de abusos o malos tratos experimentados durante la infancia, predisposición a la violencia en sentido más amplio, etc.). Se me ocurre que sería interesante, también, ver qué correlación hay entre violencia contra la mujer y tasa general de muertes violentas por países. En fin: creo que queda mucho por hacer y que parece haber poca predisposición a hacerlo si supone cuestionar un relato ampliamente asumido; esto lo que me interesaba señalar.

  3. 5 PaulJBis 28 febrero 2013 a las 16:46

    Respecto a la aparición en los medios del tema: hace años, por razones que no vienen al caso, me entrevistó una chica que estaba haciendo el Máster de Periodismo de El Pais, como parte de sus prácticas. La chica llegó tarde a la cita, y se disculpó diciendo que venía de cubrir un asesinato que había sucedido en la otra punta de la ciudad. Yo me sorprendí, y ella me dijo: «si cosas como éstas suceden todos los días en una ciudad tan grande, lo que pasa es que no se publican porque no son noticia. Los casos de violencia doméstica sí, porque hay un compromiso de publicarlos todos, pero los demás…»

    Estuve lento de reflejos ese día y no se me ocurrió preguntarle más detalles sobre ese «compromiso» ni ante quién se había suscrito.

  4. 6 Pablo el herrero 4 marzo 2013 a las 18:43

    Entresacando de tu post algunas objeciones (“….cuantificar el machismo es un asunto complejo…” Ahora bien, la centralidad del machismo, tomado como elemento explicativo prácticamente único, parece que la ponen en duda los datos de los que disponemos.”); se me ocurre que tal vez ha llegado ya el momento de reflexionar el tema 180º a la inversa.

    Pues analizar la “violencia de género” desde la “ideología de género” y sus leyes, no parece que nos lleve a modificación alguna, ni de sus resultados prácticos ni de sus conclusiones teóricas. La realidad (como siempre) es tozuda como ella sola.

    …y ya sabemos, que en ciencia, cuando la realidad no cambia, ha llegado la hora de cambiar el paradigma.

    Sé que se hace difícil también “cuantificar el hembrismo en un asunto tan complejo…”, pero no parece que haya demasiadas dudas de la existencia del mismo, a la hora de analizar (y no resolver) tan grave problema de violencias entre hombres y mujeres.

    Pablo el herrero

  5. 7 Mª Antonia Lladó 4 marzo 2013 a las 22:29

    http://www.malostratosfalsos.com/irregularidad-en-estadisticas-del-cgpj/

    -Estudio hecho por dos Psicólogos: Francisco Pérez Fernández y Beatriz Bernabé Cárdaba. Universidad Camilo José Cela

    Haz clic para acceder a jr2012v21a4.pdf

    -Sobre las falsas denuncias

    Haz clic para acceder a 1338560609320.pdf

    -Análisis de los datos del CGPJ y conclusiones del observatorio de viogen.
    http://www.feministasporlaigualdad.org/comunicados/archivos/analisis-de-los-datos-del-CGPJ-y-las-conclusiones-del-observatorio-de-violencia-de-genero-2011.html

    -Vídeo. http://youtu.be/_-QqQUZK0q8
    Jose Luis Graña. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Psicología. Reconoce ante la cámara oculta que: los informes los hacen sus alumnos que aún no han terminado la licenciatura. Los estudios no muestran duda de que la mujer es más maltratadora que el hombre. Hay órdenes de no publicar los datos reales. Numerosas irregularidades metodológicas. Nulas sanciones al colegio de psicólogos. Negocio multimillonario en torno a la violencia de género. Carencia de ciencia en los informes.

    • 8 Irene Sánchez 6 marzo 2013 a las 19:45

      Estimada Mª Antonia: como comprobarás, me he tomado la libertad de agrupar todos los enlaces que proporcionabas en un único comentario. Creo que no se me ha escapado ninguno, de forma que todos los contenidos siguen a disposición de cualquiera que pase por aquí. Me parece que así resulta más cómoda la lectura.

      Igualmente, espero que no te molestes por la edición estilística: intento siempre que el tono del debate y el intercambio de impresiones en el blog sean sosegados. Es mi criterio que la utilización de las mayúsculas para escribir frases o párrafos enteros genera la impresión contraria y contribuye a enrarecer el ambiente.

      Te agradecería mucho que en el futuro respetaras este par de convenciones básicas, con el fin de hacernos más cómoda la lectura a todos y facilitar el debate reposado.

      Gracias por la visita y las aportaciones. Un saludo.

  6. 9 Rebus Stántibus 5 marzo 2013 a las 3:37

    Interesante y afortunadamente sereno el debate que has logrado crear, Irene. Mi mas sentida admiración. Tu análisis me parece muy acertado y lleno de sensatez. Aqui se puede hablar sin «ruido» y sin tapujos. La verdad es que el tema resulta complejo y yo tampoco acertaría a aportarte algun dato más que diera paso a un diagnóstico certero del problema, pero si puedo proporcioanrte este enlace que te lleva a un océano de información en el que bucear cuando tengas tiempo. Se encuentra datos interesantes.

    http://www.msssi.gob.es/ssi/violenciaGenero/home.htm

    • 10 Irene Sánchez 6 marzo 2013 a las 19:52

      Muchas gracias 🙂

      • 11 Anonimo 18 diciembre 2013 a las 22:04

        Esto se está convirtiendo en un estado policial, a todas las familias recluirlas y vigilarles por el simple hecho de una discusión o pelea con la intención de disolver las familias y ponernos al servicio del gobierno. Repugnante, la violencia doméstica no existe, sólo existe la violencia, no tiene nada que ver que sea doméstica o callejera. Las violencias ejecutadas entre hombres no cuentan, solo la mujer. Eso es racismo si somos iguales porqué no se trata un puñetazo de un hombre como una mujer igual que un hombre como un hombre? Eso es que es falso. Por otro lado cuando la mujer comete violencia sin embargo no pasa nada. Leyes racistas.

  7. 12 Rebus Stántibus 5 marzo 2013 a las 4:05

    En cuanto a esto «La Fiscal asegura que el alto porcentaje de casos sobreseídos o sin condena se ha interpretado erróneamente como señal de que se trataba de denuncias falsas, cuando en muchos casos se trata más bien de ausencia de pruebas. Hasta aquí, el argumento puede sostenerse».

    Niego la mayor.

    Creo que lo sabes, pero por si acaso, voy a explicar de manera sencilla como funciona el sistema jurídico español para que lo entendamos bien.

    Cuando una mujer formula una denuncia, ésta va a parar a la «primera planta», que son los Juzgados de Instrucción de la Mujer (JVM). Allí el juez instructor le echa un primer vistazo al caso y revisa las pruebas. Si la denuncia no aporta ningun indicio de delito entonces la archiva, pero si presenta alguna prueba o indicio racional de delito, entonces no puede archivarla y la eleva a la «segunda planta», el juzgado de lo Penal. Una vez allí, el magistrado de lo Penal revisa en profundidad las pruebas aportadas y a los testigos en vista oral. Si ve que las pruebas son suficientes para enervar la presunción de inocencia del reo, lo condena, pero si observa que no lo son, lo absuelve. Y luego tenemos la «tercera planta» que son las Audiencias Provinciales, que es donde van a parar los casos cuando el reo no está de acuerdo con la condena y la recurre en apelación. La Audiencia puede absolver o ratificar la condena. Y luego está el Supremo (cuarta planta). Y luego el Constitucional (quinta planta). Y luego el TEDH (sexta planta) y en apelación se puede llegar hasta la Gran Sala del TEDG (Septima planta) ¿Ok?. (¿Te ha gustado este Corte Ingles de planta judicial? 🙂

    Pues bien, nuestro sistema penal posee una anomalía en cuanto a la carga de la prueba puesto que el Supremo(STS 2009 de 5 de marzo) emitió una doctrina que permitía a la denunciante (mujer) convertir su propio testimonio en PRUEBA DE CARGO contra el acusado. En ningun otro delito ni en ninguna otra circustancia sucede nada parecido. En el resto de delitos (asesinatos, robos, etc) siempre se da el famoso «es tu palabra contra la mia» por tanto, caso archivado, pero en violencia de género no, la mujer tiene cierta presunción de veracidad porque solo con su palabra pueden encarcelarte (Terrorífico). Es tan sencillo como no caer en una contradicción flagrante y mantene el relato mas o menos persistente durante todo el proceso.

    Y ahora piensalo bien, Irene.

    Un juez acojonado con la presión mediática de la violencia de genero, que sabe que como meta la pata lo crucifican, y encima, con la presunción de veracidad de la denunciante ¿Tu de verdad te crees que un juez iba a archivar un caso de viogen si no estuvera segurísimo de que no hay absolutamente ningún indicio de delito?.

    Eso no se lo cree ni el que asó la manteca.

    Los archivos y sobreseimientos son el caso mas palmario de denuncia falsa, porque son tan ridículos y tan falsos que ni siquiera con el miedo que tienen los jueces y con la presunción de veracidad de la mujer, los elevan a penal, que es lo que suele hacer en cuanto ven la más minima cosilla que pueda tener algún viso de indicio lejano, por muy leve que sea. Si el juez lo archiva, ten por seguro que realmente no hay absolutamente nada.

    Saludos cordiales

  8. 13 Rebus Stántibus 6 marzo 2013 a las 1:37

    Mas disparate de género:

    Un matrimonio de ancianos pacta suicidarse para no ser un carga para sus hijos. En su día, familia y fuerzas de seguridad encargadas del caso negaron que se tratara de un episodio de violencia de género.

    Pues bien, el ministerio declara esto violencia de genero para aumentar sus estadísticas….

    http://www.granadahoy.com/article/granada/1443366/gobierno/considera/violencia/genero/crimen/por/compasion.html

    Por no hablar de esto:

    Tirarse un cuesco delante de la parienta se considera también violencia de género (ojo con las habichuelas):

    http://tonteriasdehoy.com/una-ventosidad-es-considerada-violencia-de-genero/

    Estos son los monstruos de la razón que genera esta ley y que acaban en esperpento.

  9. 14 Jessica Fillol 3 May 2013 a las 11:10

    ¡Ojo! Permíteme un par de precisiones, y es que cuando hablamos de violencia de género siempre encuentro la misma asimilación y me pone un poco nerviosa. Violencia de género no es igual a asesinatos por violencia de género. Quita el matiz «de género» y verás como son magnitudes no comparables: violencia no es lo mismo que asesinato. Lo digo por frases como la incidencia de la violencia sobre la mujer en España es relativamente baja en comparación con los países de nuestro entorno. Y es una precisión que no es casual: lo que es relativamente bajo en comparación con los países se nuestro entorno son los asesinatos por violencia de género, que son el caso extremo del fenómeno, y no el núcleo fundamental.

    Y la segunda precisión va en relación con lo anterior. Una ley que pretenda erradicar, o al menos disminuir la violencia (en general) puede no tener una incidencia directa en el número de asesinatos, sobre todo si son comparativamente pocos, pero en cambio puede mejorar sustancialmente la calidad de vida de personas que vivían en entornos violentos. A ver si consigo explicarme. Hablamos de una ley INTEGRAL contra la VIOLENCIA de género. Integral y violencia. No parcial y contra los asesinatos. Tanto las violaciones como los casos de violencia de género se denuncian muy por debajo en % de su incidencia real, no se sabe bien en qué medida pero sí que son muchas más las que sufren esta lacra que las que denuncian, y que el % de víctimas que no denuncian es muy superior a las víctimas de otros delitos. Eso por un lado. Lo que se pretende con la ley integral es mejorar la vida de las mujeres víctimas de violencia de género antes de que lleguen a ser asesinadas, porque no todos los casos tienen resultado de muerte, pero sí todos los casos tienen como resultado una vida de mierda.

    Discúlpame por el autobombo pero como el comentario me está quedando muy largo, me remito a este post que escribí sobre la efectividad de la ley integral contra la violencia de género, bastante incendiario porque cuando lo escribí estaba bastante enfadada con más declaraciones de Toni Canto: http://www.jessicafillol.es/2013/03/sobre-la-efectividad-de-la-ley-integral-contra-la-violencia-de-genero/

  10. 15 josejazz 8 May 2013 a las 21:50

    buenas, mi primera vez aquí y me ha gustado tu blog. Quisiera aportar mi granito de arena al tema: http://josejazz.wordpress.com/2013/02/26/brocha-gorda-twitter-y-lo-politicamente-correcto/. Un saludo y gracias.

  11. 16 serendipityman 21 julio 2013 a las 15:19

    Acabo de leer este post, Ha pasado mucho tiempo desde que lo escribiste, pero eso también tiene la ventaja de que ha dado tiempo a que se haya ido reposando la polvareda del momento.
    Me parece muy bueno y muy necesario el enfoque que haces, sin maniqueísmos, ni victimismos, ni argumentos de poco peso.
    Me ha gustado mucho y es de agradecer que haya personas como tú dispuestas a un debate alejado del dogmatismo.y que busca soluciones reales para los problemas reales. Gracias.
    🙂

  12. 17 Anonimo 18 diciembre 2013 a las 22:03

    Esto se está convirtiendo en un estado policial, a todas las familias recluirlas y vigilarles por el simple hecho de una discusión o pelea con la intención de disolver las familias y ponernos al servicio del gobierno. Repugnante, la violencia doméstica no existe, sólo existe la violencia, no tiene nada que ver que sea doméstica o callejera. Las violencias ejecutadas entre hombres no cuentan, solo la mujer. Eso es racismo si somos iguales porqué no se trata un puñetazo de un hombre como una mujer igual que un hombre como un hombre? Eso es que es falso. Por otro lado cuando la mujer comete violencia sin embargo no pasa nada. Leyes racistas.

  13. 18 Anonimo 18 diciembre 2013 a las 22:05

    Y las muertes por hombres suicidados? Y las muertes por hombres a manos de mujeres? Y las muertes por hombres a mano de parejas de otros hombres? Esas muertes que pasa que no valen igual?

  14. 19 Anonimo 18 diciembre 2013 a las 22:07

    La mujer trabajando como negras para la patronal.

  15. 20 Anónimo 15 May 2014 a las 1:43

    Y la violencia que se realiza, «porque sí, porque así me educaron»,..»porque espero de tí que te cargues con las tareas de la casa y los niños,que «los pollos son para las gallinas», pero si nos separamos, amenazo con la compartida…..porque sí me reclamas cooperación alegaré «incompatibilidad de caracteres»,..porque la vida privada de las mujeres es un falso mito,..y para hacerte entenderlo te regalo el libro con las reflexiones,..pero ojo, no las uses contra mí…que estoy muy ocupado siguiendo una tesis que aún no se publica…»


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